Son las 13:40 de un viernes de septiembre de 2010. José Vazquez conduce su Camión por la autovía que une Murcia y Alicante. El cielo está gris, gris oscuro, casi negro. Las nubes parecen ubres de vacas sin ordeñar. José Vazquez huele el aire que entra por las ventana de su Mercedes 300-S. Es aire violento, adolescente, virgen. José limpia sus fosas nasales con este aire-wasabi mientras saca un Cd de la guantera y lo introduce en el equipo de música. Antes de que suene la primera canción le da a stop. Aun debe esperar unos instantes. José sigue fiel a sus 90 km/h y observa los adelantamientos desde su privilegiada posición aérea. Sonríe. Finalmente, llega el estruendo y el cielo se parte y se agrieta y desciende hasta el asfalto. Las gotas se multiplican sobre los cristales del camión. A los limpiaparabrisas se les acumula la faena. En apenas unos minutos, todo es agua. El cielo, los cristales, la carretera. Los coches aminoran su velocidad, se colorean con luces de emergencia y se agolpan en el carril derecho de la autovía.
AHORA, dice José para sus adentros. Conecta el intermintente izquierdo y le da al Play.
José avanza por la tormenta; gladiador, majestuoso. La canción suena al máximo volumen y sus fieles 90 parecen 250 km/h. La batería acompaña ahora al teclado (0:17) y las enormes ruedas de su Mercedes S-300 expulsan el agua de su carril. La carretera se abre ante su camión y las olas sacuden a los coches de la derecha. La voz comienza (0:32). José canta emocionado y adivina el miedo de los otros conductores. Ella ya no está. José empuña el volante con fuerza y mira por los cristales empañados, por sus ojos empañados. Llega el estribillo (1:04) y el camión de José es el vehículo más veloz de la carretera. Sueño contigo, ¿Qué me has dado? La visibilidad es casi nula pero José lo ve todo con una gran claridad. Camela, la lluvia, los relámpagos, los truenos, los recuerdos… 3:18, la parte de la canción que más le gusta. José se siente en simbiosis con su camión, con la música, con la tormenta. Una ráfaga de felicidad.
La canción termina. La tormenta continúa. El camión prosigue su marcha.
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